viernes, 30 de noviembre de 2018


Hoy, vamos a salirnos un poco de lo habitual, de los problemas cotidianos y hablaremos de un tema que nos debería interesar, aprovechando que Arabia Saudita, está en boca de todos por el asesinato, del periodista, Jamal Kashoggi. Este reino, que es uno de los más ricos y poderosos de Oriente Medio es un pésimo lugar para vivir si te atreves a disentir con la monarquía gobernante, que tiene uno de los peores registros en derechos humanos del planeta. Como su nombre lo indica, se llama Arabia Saudita, de la casa Saud, mejor dicho, su nombre nos indica quienes son los verdaderos dueños del país y quienes deciden los destinos de millones de personas en este país, en está monarquía ultraconservadora disentir contra el régimen puede ser una sentencia de muerte, dicho por organizaciones, como Amnistía Internacional u organizaciones como Freedom House, que lo clasifica como un país no libre y según su indicador, tiene uno de los peores registros del planeta en cuantos a derechos y libertades.

Como es que el mundo, apenas se entera de las violaciones contra los derechos humanos, si esto ocurre hace décadas, sencillamente, porque es uno de los principales aliados de los EE.UU., y si yo admiro muchas cosas de los Estados Unidos, pero soy critico de su apoyo a regímenes o aliados que tienen un largo historial de violaciones de derechos humanos. Estados Unidos, ha volteado su mirada por su ambición petrolera y porque este reino ultraconservador, es uno de los mayores compradores de armas, con compras multimillonarias que logran que el adalid de la libertad deje pasar los excesos de Arabia Saudita, en el desastre del Yemen, donde millones sufren de hambre y son bombardeados todos los días. Esto es algo oscuro del manejo profesional de la política exterior de los Estados Unidos, dirigida por el Departamento de Estado.

Como saben, se menciona, al príncipe heredero, Salman, como presunto sospechoso, del asesinato, del periodista, Jamal Kashoggi. Este gobernante, es un hombre muy poderoso, el verdadero poder en Arabia Saudita, es formado en Occidente, y tiene contactos muy poderosos en el mundo, inclusive tiene una visión reformista quizás favorable, a cambios dentro del Reino, el problema, es que los cambios que ha logrado son tan tímidos y tan lentos, que apenas se notan dentro de la sociedad saudita. Ha tratado, de mejorar la situación de la mujer, y esto es bueno, al permitirles conducir, algo normal en muchos lugares del planeta pero una novedad en Arabia Saudita, inclusive ha tratado de modernizar al reino y alejarlo de su fuerte dependencia económica del petróleo, con proyectos de última tecnología, pero es difícil saber la suerte de sus proyectos económicos, porque no sabemos dónde va a terminar esta historia, del príncipe heredero, Salman. Lo que si sabemos, es que las reformas son tímidas y muy lentas, y es probable, que mucha gente en su reino, no estén muy contentos con su mandato. Entre otras cosas, Estados Unidos, protege a su aliado, porque sabe que sirve para contener las ambiciones de Irán, sobre países como Siria o Líbano, y su amenaza de aniquilar a Israel, otro cuestionable aliado de los EE.UU en la región.

En todo caso, es un excelente momento, para hablar de un reino con un historial tan malo en derechos humanos. El asesinato, de Jamal Kashoggi, ha logrado que todos nos enteremos que ocurre en un lugar donde la Casa Saud, controla todo con mano de hierro, y exigir cambios en un lugar que procede, un antiguo aliado, Osama Bin Laden, otrora aliado de los Estados Unidos, en Afganistán durante el desastre soviético pero luego se desmarco, cuando la tropas estadounidenses usaron bases sauditas durante la Guerra del Golfo. Aunque, usted no lo crea, Osama Bin Laden, tenía apoyo popular en Oriente Medio y existía gente que lo financiaba porque simpatizaban con su causa por más perversa que sea. Que sea un momento, para poner el foco de atención en este reino ultraconservador, y exigir por lo menos mejores condiciones de derechos humanos, si se logra eso, se habrá avanzado bastante.

Alvaro Támara Higuera


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