Una tercera vía para la Argentina
Contaban los abuelos que hace
tiempo los inmigrantes europeos tenían dos posibilidades de llegar al
continente americano, Nueva York y Buenos Aires. Antes de la II Guerra Mundial,
Argentina era un país muy prospero, el granero del mundo le decían inclusive
llegaba a rivalizar con los Estados Unidos pero sucesivos golpes militares
dañaron su economía aunque es bueno decirlo, Argentina, hoy, es un país desarrollado
con niveles de vida comparable o superiores a sus vecinos, Chile y Uruguay.
Claramente, Argentina, es un país
rico pero esa visión progresista con un campo fortalecido hace que los
ciudadanos del país austral no noten los altos niveles de corrupción de su
clase política, me asombra, que de acuerdo a la Organización, Transparencia
Internacional, Argentina, tenga un índice de corrupción más alto que países como
Colombia y México, como compatriota del primero, nos quejamos a cada rato de
esto lo que seguramente ocurrirá en la Argentina y México, también.
Actualmente, la Argentina, está
dividida, en dos bloques antagónicos, los Kichneristas, del Partido
Justicialista (peronista), y los macristas (PRO, conservadores) apoyados por la
UCR actualmente en el gobierno. Lamentablemente, los dos grupos antagónicos no
resuelven los enormes problemas de corrupción del país y la enorme inflación que
agobia a la numerosa clase media argentina que de acuerdo a la prensa se queja
del enorme costo de llegar a fin de mes, o como dicen, los argentinos, de
llenar, el changuito o carrito de compras.
Por eso, frente a este
panorama negativo en la Argentina, es necesario que renazca una tercera vía que
sea capaz de superar las diferencias entre Kichneristas y macristas, que sea
una visión alternativa de la economía además de intermedia entre el
proteccionismo peronista y el librecambismo macrista pero lo más importante que
reduzca drásticamente la corrupción en el país además de solucionar el problema
de la inflación en el país austral. Una tercera vía, que reconcilie a los
ciudadanos con su clase política y una clase media que vuelva a sentir que es
dueña de su destino, creo que es la única solución para un país próspero que
necesita urgentemente superar sus divisiones internas y reconcilie la política
con el ciudadano. Siendo la única posibilidad, de lograr una Argentina más
prospera, rica y orgullosa de su destino, que no puede ser otro de tener un
destacado papel en la regiòn.
Alvaro Támara Higuera
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