La garra charrúa
Julio, es un mes especial
para celebrar el buen fútbol, se celebran los 90 años de la primera copa
mundial ganada por Uruguay y los 70 años del “maracanazo” en Brasil, y el
segundo título mundial para Uruguay. A mí me gusta este pequeño país en extensión,
está en medio de dos gigantes suramericanos, Brasil y Argentina. A pesar de ser
un país pequeño en extensión y población, logra destacarse y tener una
identidad propia, es admirable el muy alto nivel de vida de Uruguay similar a
cualquier país europeo. Uruguay, tiene los mejores indicadores de desarrollo de
Latinoamérica, parece como si nos quisieran decir que a pesar de estar en medio
de dos países latinoamericanos más grandes, tienen una identidad propia.
Uruguay, fiel a su tradición europea y su pasado inmigrante es un espacio de
Europa en nuestro continente. En cuanto, su nivel de desarrollo es la envidia
del continente sin duda.
Pero de nuevo en el fútbol,
como eran los espectadores del fútbol, en esa época, en realidad mucho más
formales, la gente acudía a los estadios en saco y corbata, a pesar de este
aspecto, no dejaban de ser hinchas muy bravos, no se dejen llevar la impresión,
que eran aburridos, todo lo contrario, en medio de tanto formalismo, eran
obsesionados por el fútbol y tan apasionados como cualquier aficionado de hoy
en día pero si era una sociedad diferente a la de hoy, actualmente conectada a
la internet y las redes sociales, en 1930, cuando Uruguay quedo campeón por
primera vez en su propia tierra, era el mejor equipo del mundo y Montevideo era
un puerto de bastante movimiento. Siempre, lo he dicho, ser un puerto en el
extenso mar tiene una gran ventaja respecto a nosotros, que estamos en medio de
grandes montañas, tienes la posibilidad de tener contacto con personas de
muchas partes del mundo, esto te forma una imagen más global del mundo. Así,
era Montevideo, un puerto en el Rio de la Plata, que tenía contacto con muchas
partes del mundo y el fútbol, no era la excepción, entrando a muchos países,
gracias a esos locos marineros ingleses que jugaban fútbol con los locales. Así,
entro, el fútbol, a tierras latinoamericanas donde el fútbol con el tiempo
alcanzo una identidad propia, no tanto con la táctica europea sino con las
gambetas de nosotros, los latinoamericanos, que le dimos una identidad propia.
Uruguay, en fútbol, también tiene un sello propio donde mezcla la táctica europea,
con la garra uruguaya, es un fútbol donde predomina la fuerza. Uruguay, no es
el mejor exponente del juego bonito, ese es Brasil, sino de un fútbol más
obrero, más de trabajo, más de táctica, sin duda.
Uruguay, no es conocido por
sus telenovelas, ese honor se lo deja a otros países latinoamericanos, pero sí
creo la novela más dramática, en la historia del fútbol, hace setenta años,
dejo al mundo estupefacto, cuando derroto, al mismo Brasil, al gran favorito,
en el mismo Brasil, en medio del Maracaná. En un 2-1, a favor de Uruguay, dejo
callado a casi doscientos mil brasileños que no podían creer lo que estaban
viendo, su gran selección, Brasil, caía derrotado frente a todo pronóstico y
esa novela, ese día genero el mayor drama en la historia del fútbol, dicen que
hasta suicidios de hinchas brasileros hubo ese día. El Maracanazo, es la
muestra inequívoca, que el fútbol, es mucho más que un espectáculo donde 22
hombres juegan de manera divertida. El fútbol, es mucho más que eso, puede ser pasión,
puede ser drama, puede ser alegría. Muy pocos deportes, despiertan tantas
pasiones como el fútbol, tanto que hasta la política, se ha visto involucrada.
El que piense que el fútbol, son solo 22 personas detrás de un balón, no
comprende, nada de porque es quizás, el mejor deporte del planeta.
Uruguay, ese país,
pequeñito, le ha brindado al fútbol, jugadores, excepcionales, como Guillermo Stabille,
el primer goleador de un campeonato mundial, en 1930. Alcides Ghiggia, Obdulio
Varela, en el momento más épico en la historia del fútbol, en 1950.
Recientemente, el gran, Enzo Francescoli, un buen tipo, lo quiero mucho, por el
amor que le tengo a un equipo argentino como River Plate, donde el Enzo
Francescoli, lo gano todo, no le falto nada. Se fajo, un mundial, Italia 1990,
hermoso, el gran Enzo Francescoli, el príncipe como le llaman, no podía dejarnos
sin verlo en un mundial y en Italia, lo hizo muy bien. Por último, Diego
Forlan, un jugador de estirpe y tradición. Su familia, está en esto del fútbol,
desde sus abuelos, que fueron jugadores profesionales. Diego Forlan, un tipo
formal, de buenas maneras, nunca un escándalo, y creo nunca ocurrirá es un
caballero del fútbol, un tipo nacido en Pocitos, uh barrio de clase media alta
de Montevideo, un lugar tan lleno de magia, con equipos legendarios, como
Nacional y Peñarol, donde han escritos paginas legendarias en la historia del fútbol.
Si, Uruguay, tiene algo
especial, algo nos tiene que decir, en medio de dos gigantes suramericanos,
quiere decirnos algo, que son un país, que a pesar de ser tan pequeño, es
grande en historia y tradiciones. Salud, al futbol uruguayo, a la garra charrúa.
Alvaro Támara Higuera
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