jueves, 14 de noviembre de 2019


El 9 de noviembre de 1989, fue un día que nos cambió la vida a todos para el bien o para mal. Recuerdo, era apenas un niño, en esos días, quizás antes o después, El Tiempo, mostraba los países, que se habían liberado del comunismo, lo recuerdo bien, fue un momento de gran optimismo, y como fieles seguidores del modelo liberal tanto en lo político como en lo económico, pues la verdad, nos vimos como ganadores, el gran monstruo del socialismo había caído, y de paso todos nuestros males, pero lo que no sabíamos en realidad, es que se venían, los peores años como una familia de clase media normal, porque en medio de la euforia no nos dimos cuenta de algo fundamental, por culpa del temor de la dictadura del proletariado, muchos gobiernos occidentales, entre ellos, el colombiano, invirtieron mucho tiempo y dinero para mejorar las condiciones de vida de sus ciudadanos, fueron décadas maravillosas para la clase media en el mundo, sus años dorados, donde la clase media, mejoro ostensiblemente, económicamente, accedió a una mejor educación y amplio sus derechos como ciudadanos, inclusive era tan grande el temor, al monstruo socialista, que gobiernos conservadores, se embarcaron en mejorar la vida de la familia de la clase media, pero sin que nosotros, lo notáramos, todo eso llego a su fin y fue la década del noventa y comienzos del nuevo milenio, los años más aciagados para la clase media, esa década, no fue perdida, pero para los ricos del país, sino para nosotros, la clase media. Como saben, después de la caída, del bloque soviético, se vino eso que se llama, neoliberalismo, y sus tesis malévolas contra la clase media y muy favorables para los más ricos, de manera errónea, los gobiernos del mundo, pensaron que podían descuidar a la clase media, hasta pauperizarla, y por supuesto, si nosotros, la pasamos mal, ya se imaginaran lo que pasaron los más pobres, pues les fue peor. Como algunos teóricos, se dejaron creer que el capitalismo y las democracias liberales habían triunfado pensaron ellos definitivamente, entonces decidieron, dejar de preocuparse, por lo que sostienen las democracias, a las clases medias, ellos pensaron, que esos de las injusticias y las luchas sociales, eran cosa del pasado y por eso, al haber triunfado, podían olvidarse de la clase media y por algún tiempo el mundo estaba convencido, de esto, hasta que fue tal el olvido a la clases medias y creció tanto su insatisfacción, que un hecho, demostró, que eso que las luchas sociales, no estaban tan muertas, como ellos creían, y hubo una persona que supo capitalizar, eso, el Sr. Hugo Chávez Frias, aunque socialista, defendía un modelo económico fracasado, con la ayuda de Cuba, supo interpretar mejor que nadie, la enorme insatisfacción popular que ocurría en ese momento, en Venezuela, la falta de reformas sociales llevaron al traste con el tiempo, el modelo capitalista y la democracia liberal que eran vistas con orgullo, por muchos latinoamericanos.

Los hechos ocurridos, en Venezuela, que hoy, todavía persisten, junto a la ausencia de reformas necesarias demostraron, que había que relajar las tan radicales y ortodoxas medidas a favor solamente del mercado. Particularmente, esos años, fueron los más dolorosos para mí, inclusive debí hacer trabajos a los que no estaba acostumbrados, y pasar ciertos trabajos, de esos años aciagos, solo reconozco, dos cosas fundamentales en mi vida, me hicieron formar una consciencia social mayor además me acercaron a los libros, era un adolescente muy solo y encontré en los libros ese refugio ante la carestía en mi hogar además la biblioteca, comprendí luego, era un símbolo de una familia de clase media que vivió mejores épocas, tanto para llenar con cientos de libros, lo que yo hice, no era solamente verlo como un símbolo de status social, sino que hasta hace muy poco terminar de leer la casi totalidad de libros que se encontraban en esa biblioteca, fueron años tan difíciles, que mis tíos, curiosamente, antiguos socialistas, debieron ocuparse de mis estudios secundarios, debido a nuestros problemas económicos, eran dueños, de un colegio en el barrio, Modelia de Bogotá, si no fuera por mis tíos, al cual les estoy agradecido, no habría recibido una educación adecuada para una persona de clase media. Seguramente, si no fueran por esos años de carestía económica, habría sido un godo recalcitrante, nose si metido en la política, pero si estaría entusiasmado con cada victoria del partido azul, que por tradición era el de mi familia materna, una familia tradicional boyacense, pero de muy buenos principios y valores, eso sí; yo vine a crecer en un ambiente muy tradicional, pero mi inquietud por los temas intelectuales me abrieron un mundo más amplio, aunque soy poco frecuente a los viajes, la lectura, debo reconocerlo, me abrió la mente, para mirar más allá de la visión de una familia tradicional boyacense de principios católicos.

Hoy, debo reconocer, las condiciones de mi familia de clase media han mejorado, no como sus mejores épocas claro está donde digo yo, los años ochenta, si fueron buenísimos para los que la pasabamos bien, porque para aquellos, que la padecieron y más en un país, como Colombia, fueron años muy aciagos, por eso, en estos momentos, tengo la mirada fija como águila y soy muy susceptible a un deterioro de la clase media porque sencillamente lo viví, pero también yo viví también años de mucha prosperidad donde soy testigo lo importante que es para la sociedad el tener oportunidades reales y cuando los gobiernos, trabajan realmente para la gente. Como soy testigo, de una buena gobernabilidad, también soy testigo, de la ingobernabilidad y de la falta de oportunidades, con todo con lo que eso implica. También, fui testigo, de los mejores años de los partidos tradicionales en nuestro país, de una época donde los conservadores de “racamandaca”, prendían sus radios para escuchar la victorias del Partido Conservador o cuando los jóvenes profesionales, trabajaban por la victoria del otrora partido del pueblo, el Partido Liberal, no culpo a nuestras pasadas generaciones, ellos vivieron las buenas épocas de los partidos tradicionales, a pesar de los apasionamientos políticos, las diferencias ideológicas entre los dos grandes partidos eran clarísimas y la gobernabilidad era favorable para la clase media colombiana. En realidad, los que tuvimos que ver, la ingobernabilidad, la gran corrupción y el desgobierno fuimos nosotros, por eso comprendo la enorme insatisfacción de muchos jóvenes, la desprotección es evidente. Por eso, después de quince años de militancia liberal, hoy como militante de la Alianza Verde, veo en esta colectividad, tanto optimismo, en un proyecto a largo plazo, que si no defraudamos la confianza de millones de personas que nos creen, vamos a tener, Alianza Verde para rato. Si, el Partido Liberal, otrora partido del pueblo, murió cuando mataron a Galán, que, en su momento, de gran apoyo popular, era una esperanza para la clase media colombiana. Hoy, veo ese optimismo, esa esperanza, en la Alianza Verde, en personas como Claudia López, Angélica Lozano, Antanas Mockus, Sergio Fajardo, Katherine Miranda, etc.; ellos tienen sin querer enmarcarlos, pero ese galanismo de simplemente hacer las cosas bien, que nuestra Colombia, vaya por el camino indicado y porque no salvarla, de su destrucción ante una sociedad degradada y descuidada por gobiernos que se olvidaron, de la clase media colombiana.

Obviamente, mi historia, no es única, sino es la historia de muchas familias de clase media, unas familias que vivieron buenas épocas, pero también épocas malas, por eso debemos recuperar a Colombia, no para los partidos políticos, no para las empresas, sino para la gente, recuperando a un país, que alguna vez supo darle lo mejor y lleno de esperanza a millones de personas de clase media, ahora me comprenden…

Alvaro Támara Higuera


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