viernes, 13 de septiembre de 2019


El 1 de septiembre de 1939, hace ochenta años, la Alemania Nazi, invadió a Polonia desatando la II Guerra Mundial, una guerra que dejo un saldo de más de cincuenta millones de personas muertas y destrozo al continente europeo e involucro como su nombre lo indica a todo el planeta, porque sus campos de batalla, se desarrollaron no solo en Europa, sino en Asia y África además involucro países de todo el mundo. Muchos hombres de buena voluntad trataron de evitar el desastre, desde políticos muy importantes hasta personas comunes y corrientes, sabiendo lo que significaba los horrores de la guerra, muchos de ellos vivieron la I Guerra Mundial, que dejo casi veinte millones de muertes y mutilados. Recuerdo, que alguna vez, leí que el primer ministro británico, Chamberlain que conocía los horrores de la guerra por los millones de muertes y mutilados de la I Guerra Mundial, no quería repetir esa experiencia e hizo lo que pudo por evitarla, lo logro por algunos años pero parece evitar lo inevitable era imposible, y aunque pensó que como el mismo dijo, por los Acuerdos de Munich, habría logrado la paz en nuestro tiempo, dijo; la realidad, fue que solo aplazo un conflicto que venía unos años después. De todas formas, fue un intento loable por evitar la pérdida de vidas humanas.

Personalmente, tengo un alto concepto del pueblo alemán, creo, que, en ese país, han nacido, los científicos, filósofos e intelectuales más inteligentes. El pueblo alemán, tengo entendido, es disciplinado y muy racional, por eso para algunos causa extrañeza que hayan sido los causantes del terrible nazismo, que, viéndolo bien, Hitler, era en ese momento, un “mesías”, para los alemanes y se embarcaron en unos de los proyectos políticos más peligrosos que haya conocido la humanidad, pero como los alemanes, llegaron a eso. Analicémoslo. Después, de la I Guerra Mundial, producto del humillante, Tratado de Versalles, los alemanes quedaron en un nivel de postración donde su economía estaba en el piso y su país, humillado por las potencias vencedoras, esto género, un estado de pobreza e ignorancia tal, que los alemanes, junto a la hiperinflación de la República de Weimar de ese entonces genero tal estado de humillación que comenzaron los alemanes a mirar proyectos políticos mesiánicos que los sacaran de ese estado de postración, fue así que creció el fenómeno del nazismo, en un pueblo muy inteligente pero humillado y desesperado. Además, esto es una interpretación mía, en la consciencia de los alemanes y de los europeos, existe un racismo generalizado donde las ideas de la supremacía blanca, dieron espacio a un sentimiento xenofóbico, contra todo lo extranjero. Galbraith, en el libro, “el dinero”, menciona acertadamente, que el desprecio a los judíos, era en realidad, el desprecio a los extranjeros, lo que ocurrió es que los judíos, llevaron la peor parte, y no son cuentos, está documentado y si usted va a los Campos de Concentración, me cuentan personas cercanas que han ido, se siente ese ambiente de muerte, una extraña sensación, que efectivamente algo muy grave ocurrió en esos campos de concentración.

Efectivamente, cuando Hitler, en ese fatídico, 1933, accede a ser Canciller de Alemania, este país comenzó a registrar una recuperación económica y eso ayudo al dictador a vender el cuento, de conceptos, como el “lebensraum”, o la superioridad aria, un concepto equivocado que solo existe en las mentes de los racistas, con poca lectura o sin conocer otros pueblos, mejor dicho, sin un nivel adecuado de lectura o de mundo, ante la falta de viaje. Me preocupa, que el mundo esté en momentos parecidos actualmente, donde las fuerzas populistas tanto de derecha y de izquierda crecen aceleradamente, alimentado, por un sistema económico neoliberal, que aumento las desigualdades en el mundo, además un sistema de valores individualista y una pauperización de la clase media, que ya no confía en los políticos, ni en el sistema político. Repetir, la locura de las guerras, en realidad no estamos lejos de repetir el desastre y solo un sistema económico más humano y justo podría ser la receta para no repetir el apocalipsis.

La II Guerra Mundial, al final, dejo como sabemos, dos potencias, ganadoras, los Estados Unidos, como adalid de la democracia, las libertades y el capitalismo en el mundo y la URSS, como el adalid de los derechos de los trabajadores del mundo, además, de la herencia terrible, de las armas nucleares, un peligro que pone al planeta en grave peligro, quizás al borde de la destrucción. Eso, lo malo, pero lo bueno, es que dejo un mundo más interdependiente, una legislación internacional, que propugna por la paz y un sistema de la ONU, que es el modelo más cercano para lograr la paz en el mundo. Después, de la II Guerra Mundial, también dejo un planeta más justo, hoy más personas tienen sus necesidades básicas satisfechas, son ciudadanos realmente con todos los derechos y deberes, avances tecnológicos y en la medicina, un aumento sustancial en la esperanza de vida. Lamentablemente, todavía queda cientos de millones de personas en la pobreza o en la miseria, pero actualmente, no existe un momento, donde existan más personas dentro de la clase media, como hoy. Repito, todavía queda mucha gente por fuera de las oportunidades y un modo de vida mejor, pero hoy tenemos un mundo más justo y mejor, ojalá veamos los grandes avances de la humanidad, los valoremos y no nos dejemos, llevar por los “teóricos del fracaso”, que solo ven lo malo y no reconocen o no leen que vivimos en un mundo algo mejor…

Alvaro Támara Higuera


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