Un tributo a la colonia boyacense en Bogotá y a los migrantes de la ciudad
Vienen generalmente de
tierras distantes, traen en unas maletas o en unas humildes cajas sus sueños,
sus anhelos, sus aspiraciones, tratando de abrirse paso en una ciudad gris que
generalmente es hostil a sus costumbres. Muchos, por la pobreza, pero algunos
por estudio, negocios o darle mejores oportunidades para su familia pero algo
los identifica a todos, el sueño de mejorar sus vidas, de lograr un proyecto de
vida. Muchos, con enorme esfuerzo o sacrificio logran materializar sus sueños,
dejando atrás la violencia y la exclusión en sus tierras. Bogotá, es la casa de
muchos, donde confluyen, personas de orígenes distintos, pareciera, que es un
lugar generalmente diferente al resto del país para lograr sus metas, sus
anhelos, sus aspiraciones.
Mencionamos, a la colonia
boyacense, no solo porque es la tierra de mis ancestros sino porque fue de las
primeras que se abrieron camino en la ciudad, trajeron sus platos típicos, sus
tradiciones religiosas y culturales, además de ser trabajadores que se abrían en
diversos campos, lograron transformar a una ciudad que era indiferente a una
ciudad colorida, llena de expresiones de todo tipo. La nevera, que mencionan
los costeños, como amablemente les decimos, les dieron vida a una ciudad fría y
gris, llegaron juntos a las canciones de Lucho Bermúdez, pasaron de escucharse
los salones de la música de cámara, del tiple a la bandola, al bambuco y el
porro. Hoy, creo yo, les debemos a nuestros migrantes en la ciudad, que se
cuentan por millones dos cosas muy importantes, que definen a la ciudad de
Bogotá. Gracias, a nuestros migrantes, somos una ciudad más diversa y democrática.
Todas las colonias, aportaron con su visión, con su vida a lograr una sociedad
fuerte, donde todos tienen un espacio, el bogotano, tanto de nacimiento como de
adopción, es un ser amplio y cosmopolita, que no tiene temor por lo foráneo,
por lo extranjero, que sabe de la importancia del aporte de otras culturas, en
nuestro caso de todo el país, y en las últimas décadas, de los extranjeros que
han llegado a la capital.
Bogotá, si puede decir, con
orgullo, que es la capital de los colombianos, porque millones de sus
ciudadanos que vienen de otras partes del país, viven aquí. Me alegra, que
encontraron, un lugar donde pudieron desarrollar sus vidas, donde sentirse
verdaderamente ciudadanos, donde encontrar refugio de la violencia.
Conscientes, que el país, está cambiando, debemos seguir ese polo de desarrollo
que le abre espacio a tan diversas culturas, porque esa inclusión, esa
diversidad, es lo que define a la ciudad. Estamos orgullosos, de nuestros
lugares, de nuestros equipos de fútbol, de nuestras tradiciones, pero también
ser un lugar, un faro de luz, que se extiende por todo el país, nuestras ideas
de una sociedad más libre, más democrática, debe ser una inspiración para el
resto del país. Más que el poder económico, que no negamos es importante,
queremos ser un rincón de libertad, de democracia, de diversidad, donde muchos,
deciden emprender sus sueños. Seguiremos, abriéndoles las puertas, a todos los
colombianos, nuestro aporte es ser la esperanza de los colombianos, pero
queremos que el muy buen nivel de vida que gozamos en la capital sea para el
resto de la nación, queremos que esos estupendos indicadores de desarrollo de
Bogotá, sea iguales o mejores en el resto de Colombia. En Bogotá,
lamentablemente, existe pobreza, pero en mucho menor número que el resto del
país, creemos que existe “paz social”, en la ciudad, en la medida que por lo
menos las necesidades básicas están satisfechas. En Bogotá, hemos hecho las
cosas generalmente bien, nuestros ciudadanos y ciudadanas, votan generalmente
de manera libre y espontánea, creemos que existe mayor cultura política, nos
atrevemos a creer que en el resto del país, no queremos que crean que somos
arrogantes, porque recuerden que queremos los buenos índices de calidad de vida
que tenemos para el resto del país. Sabemos, que nuestra grandeza, no está en
los enormes edificios, sino en su gente, en toda esos millones de personas, que
se levantan todos los días para sacar a su hijos adelante. Nuestra grandeza, no
la define la riqueza económica, sino esa gente, que viene con sus sueños, con
sus aspiraciones, que vienen a trabajar.
Este, es mi homenaje, a los
millones de bogotanos por adopción, estamos orgullosos, de su esfuerzo, de su
lucha y recuerden, que siempre tendrán un lugar en esta ciudad, para ustedes y
su familia.
Alvaro Támara Higuera
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