sábado, 1 de febrero de 2020


Lo único bueno, que el Reino Unido, salga de la Unión Europea es que se acabó la novela, que fue tan larga como Elif, fueron años de terrible incertidumbre de no saber qué pasaría, la peor crisis del Reino Unido desde la II Guerra Mundial pues daño mucho la imagen de los británicos, como tranquilos, donde al parecer nada los perturbaba pero está crisis, desnudo, un reino con problemas como cualquier nación en vías de desarrollo, a pesar de sus protocolos, tradiciones y costumbres centenarias, demostró, que en momentos de crisis salen a relucir las peores pasiones del ser humano y supuestamente a los mejores líderes, pero en esta crisis, no hubo liderazgos destacados, parece que el Reino Unido, era simplemente, un barco a la deriva, ese capitán que manejara el barco, eran líderes, con oscuras ambiciones personales, que apelaron a la mentira para convencer a los británicos. Soy, de los que pienso, que personajes, como Nigel  Farage, le mintió al pueblo británico, les pinto un escenario irreal, de nostalgia imperialista, de tiempos mejores, pero sin el elemento más importante, sin el librecomercio, que contrario al pensamiento hegemónico de la izquierda, el librecomercio, es fuente de riqueza, debe estar, Adam Smith, revolcándose en su tumba de escuchar a líderes como Farage o Trump. Lo, que hizo, grande a los Estados Unidos y en su momento, a los británicos, entre otras cosas, fue el librecomercio, ese supuesto monstruo de siete cabezas, culpable de todos los males de los países actualmente. Hoy, si se menciona, el librecomercio como fuente de riqueza eres víctima de ser condenado de un acto sacrílego, cuando los que sabemos algo de historia universal, sabemos que entre más puertas abiertas, así suene duro, mucho mejor…

De todas formas, era previsible, que el primer país, que saliera de la Unión Europea, era el Reino Unido, la isla separada del continente europeo se sentía incómodo en la Unión Europea, y lo hacía saber, su emblemática, libra esterlina, fue mantenida como moneda nacional, impensable, que los billetes de los euros, rondaran por la City londinense, o los mercados del otrora poderoso, puerto de Liverpool, era la libra esterlina, un sinónimo de identidad nacional pero de nuevo, de una nostalgia por el Imperio, que domino países y pueblos en todo el mundo. El Acuerdo Shengen, de libre circulación, tampoco, fue aplicado en tierras británicas. El niño rebelde de la Unión Europea, ese joven díscolo, se sabía no duraría mucho dentro de la unión, solo recibía importantes subvenciones de la Unión Europea, dinero, que por supuesto hará mucha falta. Veo, a una Unión Europea, muy disgustada por esta salida, y no es para menos, porque es el primer país en salir de la Unión Europea, lo que pone en duda el proyecto europeo, pero a corto plazo, porque como me temo, el sentimiento y los valores europeos se van a reafirmar, en Europa, si creen, a pesar de los extremistas, muchos europeos, ellos saben, que su proyecto es viable y como un convencido, de este modelo de integración, durara mucho tiempo más. En medio, de este impasse, también se tienen ganadores, todos los países europeos, ganan, representación en el Parlamento Europeo, los países europeos, ganaran más representación en los órganos europeos, el sentimiento antieuropeo, ya tiene un caballo de Troya, menos. Eso, si, se extrañaran, a los eurodiputados británicos, me cuentan se hacían sentir en el Parlamento europeo, y con ese humor británico característico, eran unos seres especiales, en Estrasburgo. Frente, a esta tormenta, el sol, saldrá para el Continente europeo, y el proyecto europeo se consolidara mucho más, sin duda…

Pero, en medio del desastre del Brexit, dentro del Reino Unido, habrá grandes ganadores, los británicos, verán un florecimiento de su industria vinícola, no más vino francés o español, eso no, disfrutaran de un buen vino británico, eso sí, en medio de grandes penurias económicas, pero que mejor que un vino para sobrellevar los problemas. El Imperio, que está en la mente de cada británico nostálgico, pues seguirá siendo una quimera, porque sin librecomercio, será imposible desarrollarlo. Ni, siquiera, ese estilo de vida británico, que algunos tanto les gustan, será imitado, el Brexit, parece dejar otro país, donde tantas tradiciones y costumbres se volvieron irrelevantes. La verdad, puede que no quede, ni, Reino Unido, solo Inglaterra y Gales, aunque será un escenario que los británicos trataran de evitar a toda costa, pero los fervientes europeístas, escoceses, podrían autodeterminarse, como le gustaban a la Reina Isabel, y su corte, los paisajes escoceses, sus castillos, parece podrían ser una ilusión y para rematar, sus vecinos católicos, podrían ver después de siglos, la tan anhelada, reunificación de Irlanda. En resumen, podría haber ni imperio, pero eso es lo de menos, podría no haber Reino Unido, pero eso no lo sabemos…

Alvaro Támara Higuera


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