jueves, 4 de junio de 2015


A través de la historia de la humanidad, los seres humanos cambian de sitio, se desplazan de un lugar u otro es una conducta vital para la supervivencia de la especie humana. Los países europeos y los Estados Unidos, principalmente el segundo, tienen una historia donde la inmigración tiene un papel importante dentro de la configuración de sus sociedades más abiertas y pluralistas aparentemente que los colombianos. Los Estados Unidos, en el siglo XIX y hasta mediados de siglo XX, recibieron millones de inmigrantes europeos que ingresaban por la famosa Isla de Ellis, Nueva York; gracias a esto muchos de los blancos estadounidenses tienen un ancestro inmigrante y con mucho esfuerzo se convirtieron en ciudadanos con plenos derechos configurando quizás una de las sociedades más prosperas del planeta. Está inmigración fue mayoritariamente blanca y su llegada fue estimulada por el gobierno federal. Eso es historia, entonces, frente a la creciente inmigración latina en su mayoría porque los WASP se oponen con tanto recelo a su llegada, me pregunto que habría pasado si a sus antepasados que al igual que los latinos su único pecado es buscar mejores oportunidades le hubiesen negado ese derecho a ser parte del “sueño americano”, concepto lamentablemente hoy revaluado.

Es perversa la estrategia de la derecha estadounidense y europea inclusive con tintes racistas frente a la oleada de inmigrantes culpar maniqueamente a los inmigrantes de los problemas sociales en sus países, es una nueva forma que tienen principalmente los político/as de derecha para encontrar un chivo expiatorio y no afrontar sus malas decisiones frente a su electorado culpando a los inmigrantes. Es una salida fácil y un discurso rentable. 

Seamos sensatos, ¿por qué los inmigrantes huyen de sus países de origen?. Sencillamente porque en sus países de origen no tienen oportunidades además es posible que estén en cruentas guerras civiles. Antes, de estigmatizar al inmigrante, los países desarrollados de Europa, Estados Unidos y Australia no deberían aportar económicamente para ayudar a solucionar los problemas políticos y sociales de estos países. Ahora, no es paradójico, que un ciudadano europeo o estadounidense con todos los derechos, libertades, oportunidades, posiblemente preparación académica y demás sienta amenazado su puesto de trabajo y estilo de vida frente a un inmigrante que no tiene contactos, dinero ni la misma preparación académica.

Es necesario recordar a los gobiernos de los países desarrollados que los inmigrantes solo buscan oportunidades y no es lógico que le sea negado su derecho a mejorar sus vidas recordando la compasión de estos mismos gobiernos tiempo atrás con inmigrantes donde hoy sus descendientes son ciudadanos con todos los derechos, libertades y oportunidades que un estado responsable está en la capacidad de proporcionarles.

Alvaro Támara Higuera


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